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China empieza a pagar la factura del estrés

 

La consulta de la doctora Liang Lin Lin es la última del pasillo en el concurrido segundo piso del hospital de Haidian, en Pekín, y pasa casi desapercibida. "Departamento de atención psicológica y enfermedades mentales", dice el cartel colgado en la puerta de su pequeño dispensario. Son las diez de la mañana y no hay nadie esperando para entrar. Pero, a juzgar por la apretada agenda de esta doctora pekinesa de 54 años, los pacientes no tardarán en llegar.

"En China cada vez hay más gente con problemas mentales", dice Liang enfundada en su bata blanca, comprobando que todo está a punto para empezar la jornada: el termo, lleno de té; la camilla, despejada; los medicamentos, ordenados. Liang es neuróloga, no psicóloga ni psiquiatra, pero es la única profesional en este moderno hospital preparada para tratar problemas mentales. "Sólo con mi consulta, no hay suficiente", se lamenta la especialista, que atiende a unos 170 pacientes al mes.

«A la mayoría les da vergüenza aceptar que sufren problemas mentales»

Liang se incorporó al hospital en 2005 para abrir la primera consulta psicológica. En China, la psicología fue tratada durante muchos años como una pseudociencia y un símbolo de la burguesía occidental, y los problemas de salud mental no recibieron la atención necesaria. De hecho, el país asiático sólo cuenta con 1,3 psiquiatras por cada 100.000 personas, frente a los 14 de la UE y EEUU. Sin embargo, el proceso de apertura y crecimiento económico de las últimas tres décadas ha obligado al Gobierno chino a reforzar la atención psicológica y prestar mayor atención a las enfermedades mentales, muchas de ellas vinculadas con el desarrollo social, como el estrés, la ansiedad o la depresión.

En los últimos cinco años, se han abierto centenares de consultas psicológicas en hospitales públicos, escuelas y universidades, dirigidas sobre todo a los problemas de la clase media urbana.

"Mucha gente no aguanta la presión social del trabajo, los estudios o el matrimonio", explica Liang.

La situación empeorará a medida que el país se desarrolla y aumenta la sensación de incertidumbre, "como ante esta crisis", añade Liang. La mayoría de sus pacientes son jóvenes menores de 35 años, entre ellos "muchos universitarios con pánico a no encontrar trabajo o no tener éxito".

También atiende a gente mayor, un grupo con tendencia a la depresión cuando pierden independencia física o se quedan solos. En China hay más de 150 millones de personas de más de 60 años y la cifra crece a medida que aumenta el nivel de bienestar.

A la cabeza del mundo en suicidios

Según el Centro para el Estudio y la Prevención del Suicidio de Pekín, la depresión es una de las razones principales de suicidio en China. Con 400.000 suicidios al año, el gigante asiático es el país con el índice de suicidios más alto del mundo.

Sin embargo, una encuesta oficial realizada hace dos años reveló que el 60% de la población rural (alrededor de 800 millones) sigue sin conocer la palabra depresión, yi yu. "Es como tener un constipado", concluye el folleto informativo sobre la depresión que Liang reparte a sus pacientes. Ilustrado en colores vivos, el folleto enseña a detectar los síntomas de una depresión falta de hambre, insomnio, desmotivación, etcétera y recomienda acudir al médico para que le recete pastillas.

Los chinos están poco habituados a recurrir a fármacos occidentales, y menos aún a antidepresivos. "A la mayoría les da vergüenza aceptar que sufren problemas mentales", dice Liang, guardando los folletos en el cajón. La razón principal es el mianzi el miedo a perder la cara o a ser humillado en público, un rasgo particular de la cultura china. De ahí la presión social por reprimir las emociones, en especial, en los hombres.

"Muchas de mis pacientes son mujeres", dice Liang. El cambio de roles en la familia, los problemas matrimoniales y el divorcio cuyo número aumenta un 18% cada año, son las razones principales que empujan a las féminas hacia su consulta. "Las mujeres suelen perder su círculo social cuando se casan", dice Liang.

Según la doctora, miles de mujeres de su país cargan solas con los problemas matrimoniales y son víctimas de una especie de guerra fría: el conflicto que se crea cuando el marido evita el diálogo para no afrontar los problemas y la mujer se reprime. Según la Federación de Mujeres de China, una tercera parte de los 267 millones de familias chinas experimentan "violencia psicológica doméstica" de este tipo. Las mujeres chinas de entre 15 y 34 años presentan el ratio más elevado de suicido del mundo.

La falta de atención a los problemas de la mente en China también está relacionada con los años de comunismo, en los que se priorizaba la moral y el bienestar colectivo por encima de la salud mental del individuo.

"La moral y la psicología son dos cosas distintas", insiste Liang, para explicar la proliferación de libros sobre moral confuciana, buena conducta o manuales de autoayuda escritos por personajes famosos. "Yo repito a mis pacientes que deben cambiar su carácter por motivos propios", dice Liang.

 

Fuente:

 

http://www.publico.es/ciencias/186759/china/empieza/pagar/factura/estres

1 comentario

dolores -

es que es normal que se sientan un poco coibidos por que para ellos hasta hace poco no tenian que tener problemas todo era bueno pero cuando la gente piensa un poco mas es cuando bienen las dudas y nos costienamos muchas cosas y de ahi vienen los problemas `pero a la vez es bueno por que las personas tenemos que razonar y pensar por nosotros mismos aunque nos resulte muy dificil y sobre todo a las mujeres y los hombres tenian que aprender un poco y reflesionar sobre ellos mismos