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China: ni división de poderes ni democracia "occidental"

La Asamblea Popular descartó cambios en el sistema político y en el socialismo.

 

El presidente de la Asamblea Nacional Popular (ANP), Wu Bangguo, descartó ayer que China inicie un proceso de democratización "a lo occidental" para abandonar el sistema comunista de partido único que rige actualmente.

"Nunca pondremos en práctica un sistema de pluralidad de partidos, ni la separación de los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales, ni un parlamento bicameral", declaró el máximo legislador del país durante la exposición de su informe anual ante la ANP, cuya función desde 1954 es dar carta de legalidad a las decisiones del Gobierno.

 

A pocos meses del 20º aniversario de las protestas predemocráticas de Tiananmen y pese a los llamamientos -tanto interiores como exteriores- a una mayor apertura, Wu Bangguo aseguró que el liderazgo que ostenta en el país desde hace 60 años el Partido Comunista Chino (PCCh) "sólo puede fortalecerse y de ningún modo debilitarse".

Ante los 2.985 delegados que asistieron a la sesión de la undécima edición de la ANP, Wu pidió que se mantuviera la "correcta" orientación política en el denominado "socialismo con características chinas" y recordó las "diferencias esenciales" de su país y las democracias occidentales. Por eso, afirmó, "en ningún caso podemos copiar el sistema occidental".

El número dos en la jerarquía del PCCh subrayó que el sistema chino es un "sistema de cooperación y de consultas políticas bajo la dirección del Partido Comunista Chino, no un sistema pluralista a la occidental". Recordó, además, que el 2009 será un año con enormes retos en muchos frentes para China.

Aparte de las medidas contra la crisis económica mundial -Beijing lanzó en noviembre un plan de choque por valor de 4 billones de yuanes (586.000 millones de dólares, o 464.000 millones de euros) y no descarta ampliarlo-, el presidente de la ANP que este año será importante en varios frentes: se implementarán políticas de bienestar social, se harán planes para la reconstrucción de las zonas dañadas por el terremoto de Sichuan y surgirá una nueva ley de seguridad alimentaria, tras el escándalo de la leche contaminada con melamina.

Por otro lado, este año también habrá varios aniversarios que podrían provocar protestas para el PC chino: hoy, 10 de marzo, se cumplen los 50 años de la fallida revuelta tibetana de 1959; el 3 de junio se cumplirán los 20 de la masacre de la plaza Tiananmen; y el 1º de octubre será el aniversario número 60 de la fundación de la República Popular.

Sin embargo, las palabras de Wu, siguen recordando aquellas épocas. "El liderazgo del partido sólo puede ser reforzado, no debilitado", dijo ayer, invocando el espíritu reformista de Deng Xiaoping, que en 1989 ordenó la represión de los estudiantes en la plaza Tienanmen. "Sin el Partido Comunista, China se vería lacerada por las divisiones e incapaz de realizar nada", agregó después, de vuelta citando al dirigente comunista fallecido en 1997.

Lo cierto es que China es China y su camino de apertura no debería compararse, como muchas veces se hace, con el de la Unión Soviética u otros países comunistas de Europa del Este. China es una democracia gradual, paulatina.

En ese sentido, la referencia a tener en cuenta no debería ser la transición política de otros países, sino la transición económica producida por la propia China, cuyo camino comenzó hace 30 años de la mano de Deng Xiaoping y, sin privatizaciones masivas ni liberalizaciones bruscas de precios, logró convertir a China en una de las economías más importantes y abiertas del mundo.

Sin fecha identificable, la economía china en algún momento dejó de ser socialista para convertise en capitalista, con todo lo positivo y lo negativo que eso implica. Aún así, con el enorme crecimiento de su sector privado, China continúa con su fuerte intervencionismo estatal y las empresas del estado siguen desempeñando un papel importante en el país.

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