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Política Interna.

Echa un vistazo a Corea del Norte por 30 céntimos

Un puente de unos 500 metros levantado en 1942 separa la frontera entre China y Corea a las afueras de Yanji, en la provincia de Jilin. Por unos 20 yuanes (2 euros), los turistas chinos pueden cruzar hasta la mitad del puente y, acompañados por un soldado, retratarse con la ciudad norcoreana de Namyang al fondo. A los extranjeros les está prohibido acceder al puente y los soldados chinos hasta les piden que borren sus fotos.

Mientras la parte china es un hervidero de máquinas excavadoras que derriban casas viejas y grúas que levantan nuevos bloques de pisos, en la norcoreana se vislumbra el lánguido ritmo de la vida bajo el despiadado régimen del “Querido Líder” Kim Jong-il.

Unos campesinos acarrean abultados fardos de leña para calentarse y cocinar en hogueras por la falta de electricidad. Y un desvencijado camión de color azul cargado de soldados sube a duras penas una empinada cuesta cercana a la frontera.

Por tres yuanes (30 céntimos de euros), todo esto se puede ver gracias a los anteojos y prismáticos que avezados vendedores ambulantes han instalado en el paseo junto al río Tumen, actualmente sometido a obras de reforma y plagado de carteles ensalzando la amistad chino-coreana.

En la China capitalista del desarrollo y el crecimiento económico, también se ha convertido en un negocio echar un vistazo furtivo al régimen más hermético y aislado del mundo. Y también peligro.

Sin embargo, no se ven muchos soldados norcoreanos vigilando la frontera. “Es que están escondidos tras los árboles”, explica un comerciante chino-coreano, quien descubre a uno de los militares agazapado tras la maleza.

Un poco más al fondo, el omnipresente retrato de un sonriente Kim Il-sung, padre de la patria y del actual caudillo Kim Jong-il, preside una desierta calle de Namyang, donde muchos sospechan que no vive nadie y que es sólo una fachada ante el exterior. “Que el hijo del Sol viva 10.000 años”, reza una propagandística pancarta bajo el retrato.

La ciudad norcoreana es un desolador villorrio formado por destartaladas casas, muchas de ellas con los cristales rotos y las fachadas deslucidas, y varios cuarteles militares de aspecto bastante obsoleto a la sombra de frondosas montañas donde se aprecian grandes espacios talados para usar la madera como combustible. Al otro lado del progreso chino, las mujeres norcoreanas son tan pobres que se bañan cada mañana en el río mientras lavan sus ropas.

Mucho más moderno es, sin embargo, el centro de detención para los refugiados norcoreanos, que preside una colina a la entrada de Tumen. Aquí van a parar los desdichados que huyen del “Paraíso de los Trabajadores” acuciados por el hambre y la alienación de tan brutal régimen. Salir del infierno norcoreano tiene el riesgo de caer en las brasas de la Policía china, que se niega a conceder el estatus de refugiados a los desertores norcoreanos para no airar al Gobierno amigo de Pyongyang.

Cuando el centro está lleno, los presos son metidos en un camión y deportados a Corea del Norte. En el mejor de los casos, allí les espera una buena temporada en la cárcel o en un campo de reeducación mediante el trabajo. En el peor, una muerte segura en una ejecución sumaria.

“A veces les perforan las manos a los presos con las esposas y éstos optan por arrancarse un dedo para huir”, explica un guía chino-coreano, quien razona así que haya muchos mendigos norcoreanos mutilados pidiendo limosna por las calles de Yangi, a unos 50 kilómetros de la frontera y capital de la Prefectura Autónoma de Yanbian. Aquí, donde la mitad de su población son chino-coreanos, se ocultan buena parte de los 400.000 refugiados que permanecen en el gigante asiático tras haber huido del régimen de Kim Jong-il.

Ni aunque fuera gratis, por nada del mundo quieren volver a echar un vistazo a Corea del Norte.

Recuperan contacto con los políticos chinos desaparecidos en el desierto del Sahara

Jin Feibao y Fei Xuan, dos políticos y exploradores chinos que llevaban a cabo la primera expedición del país por el desierto del Sahara, han contactado con su familia después de estar tres días en paradero desconocido, informó la agencia oficial Xinhua.

Jin, famoso aventurero y fotógrafo en China, habló por teléfono con su esposa hoy, explicando que él y Fei se encontraban en una montaña del sur de Argelia, relataron empleados de la agencia de viajes de la que es dueño Jin, encargados de controlar la travesía de los dos viajeros.

El viajero contó que su teléfono vía satélite falló debido al calor, y pidió a familiares y amigos que no se preocuparan si en días posteriores vuelven a perder la comunicación.

Jin y Fei, los dos miembros de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) en la provincia de Yunnan (sur) comenzaron el viaje en abril, y el 16 de mayo habían entrado en territorio argelino.

La expedición, de 7.500 kilómetros y por siete países, partió de Ghana, en el oeste de África.

Jin, que el año pasado tuvo el honor de llevar la antorcha olímpica en el relevo previo a Pekín 2008, es un experimentado aventurero que también ha viajado por la Antártida o ha ascendido el Aconcagua, entre otras proezas, además de haber trabajado como fotógrafo para la prensa oficial china.

Fei es geólogo, subdirector del comité económico de la CCPPCh provincial y vicepresidente de la Asociación de Geociencia de Yunnan.

Los dos juntos completaron el pasado año la primera travesía de exploradores chinos a través de la isla de Groenlandia, y en esta ocasión se habían propuesto ser los primeros viajeros del país asiático capaces de cruzar el mayor desierto del mundo de oeste a este.

La expedición por el desierto norteafricano es patrocinada por la empresa yunnanesa Hongta (una de las mayores tabacaleras de China), el gobierno de la ciudad de Zhaotong y la Asociación China para la Promoción de la Democracia.

Lula propone en China una alternativa al dólar

La receta contra la crisis del presidente brasileño, Luiz Inàcio Lula da Silva, es abandonar el dólar como divisa internacional a favor de las monedas locales. Así lo ha trasladado el líder latinoamericano a los responsables económicos del gigante asiático durante su visita de tres días a Pekín, convencido de que el fortalecimiento de las divisas propias permitirá abaratar el coste de las transacciones comerciales.

Lula negocia en China la concesión de un préstamo de 10.000 millones de dólares ofrecido por China Development Bank a la compañía estatal de petróleo brasileña, Petrobras, a cambio del suministro de casi 200.000 barriles diarios de crudo a China antes de 2020. Un negocio suculento que el presidente brasileño quiere blindar de las fluctuaciones de la economía estadounidense.

"No necesitamos dólares", dijo Lula en una entrevista a la prestigiosa revista económica china Caijing. "Es de locos que el dólar sea la divisa de referencia y dar a un único país (EEUU) el poder de emitir esta moneda", añadió el presidente brasileño. En este punto, la coincidencia con Pekín es casi total, como pudo comprobarse durante la cumbre del G-20 celebrada en Londres en abril, donde China propuso la creación de una nueva divisa comercial en sustitución de la endeble moneda estadounidense.

Otro de los objetivos de Lula en la gira asiática que concluye hoy es que Brasil no se convierta en un simple proveedor de crudo. Brasilia pretende desarrollar una moderna industria petroquímica un sector hasta ahora dominado por Occidente y Japón, e introducirse en el insaciable mercado asiático. Para conseguirlo, ha apostado por la financiación china y la cooperación de países productores de petróleo como Arabia Saudí. Lula, que ha viajado a Pekín con 240 empresarios brasileños, ofreció el enorme mercado que ofrece su país para la inversión china en sectores como las infraestructuras públicas, el transporte o las energías renovables

"La crisis financiera y la caída general del precio de los activos han renovado el interés de China por los recursos de Latinoamérica", asegura Mauricio Mesquita Moreira, economista brasileño del Banco Interamericano de Desarrollo (IADB). Y con un mercado colapsado, China se ha convertido en una de las escasas fuentes de financiación internacional gracias a las reservas millonarias que acumuló durante el boom de las exportaciones de las últimas décadas.

Sectores estratégicos

Para seducir aún más al mercado chino, Brasil ha puesto sobre la mesa la posibilidad de compartir inversiones en uno de sus sectores estratégicos como es la producción de biodiesel y en la industria aeroespacial.

Brasil necesita incrementar la presencia china en su territorio. Durante el primer trimestre de 2009, las importaciones chinas de Brasil alcanzaron los 3.400 millones de dólares, un 62,7% más que en el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, el gigante latinoamericano importó un 13% menos de China que en 2008.

Nuestras cosas en China.

Valoración de Xulio Rios sobre las relaciones entre España y China a raíz de las declaraciones de Wen Jiabao.

España es el aliado más seguro y fiable de China en Europa, según dijo recientemente Wen Jiabao, el primer ministro del país asiático. Sin duda, esa declaración, realizada tanto en público como en privado, dentro y fuera de España, tiene un gran alcance y valor político. La alabanza es consecuencia de una actitud de la diplomacia española que, distanciándose de algunos socios europeos, se caracteriza por eludir de forma sistemática las cuestiones espinosas en sus relaciones con el gigante oriental, ya hablemos de derechos humanos, Tíbet o Taiwan.

España no sabe sacar provecho de su buena imagen entre la clase dirigente del gigante asiático.

Sin entrar ahora en la conveniencia o no de dicha actitud, lo paradójico de este hecho, más natural que puntual, es que dudosamente obedece a una reflexión estratégica orientada a propiciar un ambiente de confianza que permita operar un salto significativo en las relaciones bilaterales, especialmente en el plano comercial, muy por debajo aún de sus potencialidades más modestas. Así las cosas, difícilmente podemos sacar provecho de una relación políticamente tan celebrada por las autoridades chinas y españolas y que podría deparar importantes facilidades si contáramos con propuestas adecuadas a nuestra disposición.

Para convencerse de esta incoherencia basta echar un vistazo al Plan Asia-Pacífico 2008- 2012. Se trata de la tercera edición. Un documento tan ambicioso que, como los anteriores, trata de abarcar de una sola tacada la inmensidad de varias decenas de países, más del 40% de la población mundial y más de la mitad de su PIB, con una heterogeneidad tal que difícilmente puede irse más allá de una prudente síntesis orientadora.

Sorprende que con un nivel así de entusiasmo chino-español no aspiremos a contar con un Plan China (no sectorial, sino global), fijando mecanismos y plazos para corregir las carencias estructurales de nuestra presencia en dicho país, empezando por las diplomáticas, tanto físicas como de personal, tan archiconocidas y notorias como llamativas. Se precisa de una gran apuesta que en verdad permita rentabilizar aquel "prestigio".

Oriente queda lejos. Nuestra clase empresarial no acaba de aterrizar en China, a pesar de algunos esfuerzos loables y merecedores del mayor reconocimiento. Podemos y debemos ser más ambiciosos, a sabiendas de que la buena sintonía política es un elemento clave que puede ayudar y mucho a potenciar las relaciones económicas y comerciales. El Gobierno tiene aquí un papel de liderazgo sustancial, incomparable al de cualquier otra latitud.

Las delegaciones empresariales chinas que han visitado España en las últimas semanas, junto a otros tres países europeos (Alemania, Suiza y Reino Unido), con el propósito de comprar e invertir pueden abrir interesantes oportunidades en las que se debe perseverar con iniciativa y atrevimiento. Más aún en la actual coyuntura de crisis y con un balance deficitario en nuestra cuenta. En Alemania, China ha gastado 8.000 de los 11.000 millones de euros de su presupuesto. Curiosamente, en la misma Alemania que tanto provocó a China a finales de 2007 cuando Angela Merkel recibía al líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, afectando seriamente las relaciones bilaterales. España ha logrado concretar una cifra de negocio más bien modesta (320 millones de dólares).

En el orden académico, a pesar de que algo hemos mejorado, seguimos en pañales. No hay formulaciones serias ni de largo plazo que apuesten de verdad por hacer escuela y contar con buenos especialistas en el conocimiento de una realidad que va a ser determinante en el presente siglo y a la que nos acercamos con escaso bagaje. En este aspecto, al paso que vamos, se precisarán generaciones incluso para asentar una mínima tradición, inexistente entre nosotros. Las bases deben sentarse actualmente y en nuestros primeros gateos se observa mucha dispersión y propensión al lucimiento, eventos y festejos, cuando la principal apuesta debiera ser la de incentivar un buen trabajo de fontanería intelectual, precisamente la más descuidada y carente de apoyos.

Por el contrario, disfrutamos divagando acerca del hipotético papel de puente que España puede jugar en relación con América Latina, una triangulación que, a salvo de hipótesis contadas con los dedos de una mano, tiene un futuro harto complejo. Entre otras razones, porque China no necesita a España para llegar a dicha región y porque, conceptualmente, sitúa a España en relación con América Latina en el orden de la historia y de la cultura, pero no en términos de poder e influencia, al menos efectiva y determinante. A pesar de cuanto ha cambiado la región en la última década, China mantiene el diálogo estratégico sobre América Latina con Washington y no con Madrid. Y nada indica que vaya a ser de otro modo.

El peso político y económico de China crece enteros en todo el mundo. La relación privilegiada que España mantiene con el gigante asiático, continuadora de la allí venerada figura de Juan A. Samaranch, requiere de menos tibieza y de un esfuerzo mucho mayor para ser realmente aprovechada. No hacerlo y contentarse con lo logrado o, peor aún, seguir parasitando en las buenas palabras supone un flaco favor, incomprensible y desconcertante también para las propias autoridades chinas, un tanto perplejas ante nuestra incapacidad para avanzar con mayor ímpetu.

Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China.

El gobierno chino reconoce su "grave problema" con la corrupción

El primer ministro asegura que China redoblará sus esfuerzos con el fin de promover un Gobierno "limpio" y combatir a los corruptos

La corrupción gubernamental en China "sigue siendo un grave problema" en algunas áreas geográficas y departamentos del régimen comunista, admitió hoy el primer ministro, Wen Jiabao, en su discurso anual sobre la labor del Gobierno durante el 2008.

Ante 2.985 legisladores de la Asamblea Nacional Popular (ANP, el máximo órgano legislativo), Wen aseguró que China redoblará sus esfuerzos con el fin de promover un Gobierno "limpio" y combatir la corrupción.

El país debe centrarse, añadió el primer ministro, en estandarizar las instituciones y "limitar el ejercicio de poder", "evitando y castigando la corrupción desde la base". El primer ministro señaló que los corruptos serán castigados "de acuerdo con la ley".

Sentencia de muerte

En China, los delitos de corrupción a gran escala pueden ser penados con sentencia de muerte, aunque en muchos casos la pena es suspendida durante dos años y conmutada a cadena perpetua si el condenado muestra en ese tiempo buena conducta y arrepentimiento.

Pekín lleva a cabo campañas para castigar a los culpables de sobornos o prevaricación

El enriquecimiento de muchos líderes comunistas, en ocasiones ilícito, es una de las principales fuentes de descontento de los ciudadanos chinos hacia el régimen que gobierna el país desde 1949.

Pekín, consciente de ello, lleva a cabo campañas para castigar de forma ejemplar a altos cargos culpables de sobornos o prevaricación.

Estabilidad social

Al respecto del descontento social, Wen reconoció que la estabilidad de la sociedad "se ha convertido en una gran preocupación en China", especialmente en este año 2009, que calificó como "el más difícil para el desarrollo económico del país".

En este sentido, el primer ministro señaló que Pekín mejorará el sistema de prevención de "incidentes de masas" tales como protestas o manifestaciones violentas, que China teme aumenten en este año de crisis.

Para frenar el descontento social, aseguró Wen, los altos cargos comunistas están conminados a "dar prioridad a asegurar el bienestar de la gente y promover la armonía social". La palabra "estabilidad" fue nombrada 12 veces en el discurso de Wen, que, impreso en papel, ocupó 44 páginas.

China: ni división de poderes ni democracia "occidental"

La Asamblea Popular descartó cambios en el sistema político y en el socialismo.

 

El presidente de la Asamblea Nacional Popular (ANP), Wu Bangguo, descartó ayer que China inicie un proceso de democratización "a lo occidental" para abandonar el sistema comunista de partido único que rige actualmente.

"Nunca pondremos en práctica un sistema de pluralidad de partidos, ni la separación de los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales, ni un parlamento bicameral", declaró el máximo legislador del país durante la exposición de su informe anual ante la ANP, cuya función desde 1954 es dar carta de legalidad a las decisiones del Gobierno.

 

A pocos meses del 20º aniversario de las protestas predemocráticas de Tiananmen y pese a los llamamientos -tanto interiores como exteriores- a una mayor apertura, Wu Bangguo aseguró que el liderazgo que ostenta en el país desde hace 60 años el Partido Comunista Chino (PCCh) "sólo puede fortalecerse y de ningún modo debilitarse".

Ante los 2.985 delegados que asistieron a la sesión de la undécima edición de la ANP, Wu pidió que se mantuviera la "correcta" orientación política en el denominado "socialismo con características chinas" y recordó las "diferencias esenciales" de su país y las democracias occidentales. Por eso, afirmó, "en ningún caso podemos copiar el sistema occidental".

El número dos en la jerarquía del PCCh subrayó que el sistema chino es un "sistema de cooperación y de consultas políticas bajo la dirección del Partido Comunista Chino, no un sistema pluralista a la occidental". Recordó, además, que el 2009 será un año con enormes retos en muchos frentes para China.

Aparte de las medidas contra la crisis económica mundial -Beijing lanzó en noviembre un plan de choque por valor de 4 billones de yuanes (586.000 millones de dólares, o 464.000 millones de euros) y no descarta ampliarlo-, el presidente de la ANP que este año será importante en varios frentes: se implementarán políticas de bienestar social, se harán planes para la reconstrucción de las zonas dañadas por el terremoto de Sichuan y surgirá una nueva ley de seguridad alimentaria, tras el escándalo de la leche contaminada con melamina.

Por otro lado, este año también habrá varios aniversarios que podrían provocar protestas para el PC chino: hoy, 10 de marzo, se cumplen los 50 años de la fallida revuelta tibetana de 1959; el 3 de junio se cumplirán los 20 de la masacre de la plaza Tiananmen; y el 1º de octubre será el aniversario número 60 de la fundación de la República Popular.

Sin embargo, las palabras de Wu, siguen recordando aquellas épocas. "El liderazgo del partido sólo puede ser reforzado, no debilitado", dijo ayer, invocando el espíritu reformista de Deng Xiaoping, que en 1989 ordenó la represión de los estudiantes en la plaza Tienanmen. "Sin el Partido Comunista, China se vería lacerada por las divisiones e incapaz de realizar nada", agregó después, de vuelta citando al dirigente comunista fallecido en 1997.

Lo cierto es que China es China y su camino de apertura no debería compararse, como muchas veces se hace, con el de la Unión Soviética u otros países comunistas de Europa del Este. China es una democracia gradual, paulatina.

En ese sentido, la referencia a tener en cuenta no debería ser la transición política de otros países, sino la transición económica producida por la propia China, cuyo camino comenzó hace 30 años de la mano de Deng Xiaoping y, sin privatizaciones masivas ni liberalizaciones bruscas de precios, logró convertir a China en una de las economías más importantes y abiertas del mundo.

Sin fecha identificable, la economía china en algún momento dejó de ser socialista para convertise en capitalista, con todo lo positivo y lo negativo que eso implica. Aún así, con el enorme crecimiento de su sector privado, China continúa con su fuerte intervencionismo estatal y las empresas del estado siguen desempeñando un papel importante en el país.

El gobierno chino reconoce su grave problema con la corrupción

La corrupción gubernamental en China "sigue siendo un grave problema" en algunas áreas geográficas y departamentos del régimen comunista, admitió hoy el primer ministro, Wen Jiabao, en su discurso anual sobre la labor del Gobierno durante el 2008.
Ante 2.985 legisladores de la Asamblea Nacional Popular (ANP, el máximo órgano legislativo), Wen aseguró que China redoblará sus esfuerzos con el fin de promover un Gobierno "limpio" y combatir la corrupción.
El país debe centrarse, añadió el primer ministro, en estandarizar las instituciones y "limitar el ejercicio de poder", "evitando y castigando la corrupción desde la base". El primer ministro señaló que los corruptos serán castigados "de acuerdo con la ley".
Sentencia de muerte
En China, los delitos de corrupción a gran escala pueden ser penados con sentencia de muerte, aunque en muchos casos la pena es suspendida durante dos años y conmutada a cadena perpetua si el condenado muestra en ese tiempo buena conducta y arrepentimiento.
Pekín lleva a cabo campañas para castigar a los culpables de sobornos o prevaricación
El enriquecimiento de muchos líderes comunistas, en ocasiones ilícito, es una de las principales fuentes de descontento de los ciudadanos chinos hacia el régimen que gobierna el país desde 1949.
Pekín, consciente de ello, lleva a cabo campañas para castigar de forma ejemplar a altos cargos culpables de sobornos o prevaricación.
Estabilidad social
Al respecto del descontento social, Wen reconoció que la estabilidad de la sociedad "se ha convertido en una gran preocupación en China", especialmente en este año 2009, que calificó como "el más difícil para el desarrollo económico del país".
En este sentido, el primer ministro señaló que Pekín mejorará el sistema de prevención de "incidentes de masas" tales como protestas o manifestaciones violentas, que China teme aumenten en este año de crisis.
Para frenar el descontento social, aseguró Wen, los altos cargos comunistas están conminados a "dar prioridad a asegurar el bienestar de la gente y promover la armonía social". La palabra "estabilidad" fue nombrada 12 veces en el discurso de Wen, que, impreso en papel, ocupó 44 páginas.

El gobierno chino reconoce su grave problema con la corrupción

La corrupción gubernamental en China "sigue siendo un grave problema" en algunas áreas geográficas y departamentos del régimen comunista, admitió hoy el primer ministro, Wen Jiabao, en su discurso anual sobre la labor del Gobierno durante el 2008.
Ante 2.985 legisladores de la Asamblea Nacional Popular (ANP, el máximo órgano legislativo), Wen aseguró que China redoblará sus esfuerzos con el fin de promover un Gobierno "limpio" y combatir la corrupción.
El país debe centrarse, añadió el primer ministro, en estandarizar las instituciones y "limitar el ejercicio de poder", "evitando y castigando la corrupción desde la base". El primer ministro señaló que los corruptos serán castigados "de acuerdo con la ley".
Sentencia de muerte
En China, los delitos de corrupción a gran escala pueden ser penados con sentencia de muerte, aunque en muchos casos la pena es suspendida durante dos años y conmutada a cadena perpetua si el condenado muestra en ese tiempo buena conducta y arrepentimiento.
Pekín lleva a cabo campañas para castigar a los culpables de sobornos o prevaricación
El enriquecimiento de muchos líderes comunistas, en ocasiones ilícito, es una de las principales fuentes de descontento de los ciudadanos chinos hacia el régimen que gobierna el país desde 1949.
Pekín, consciente de ello, lleva a cabo campañas para castigar de forma ejemplar a altos cargos culpables de sobornos o prevaricación.
Estabilidad social
Al respecto del descontento social, Wen reconoció que la estabilidad de la sociedad "se ha convertido en una gran preocupación en China", especialmente en este año 2009, que calificó como "el más difícil para el desarrollo económico del país".
En este sentido, el primer ministro señaló que Pekín mejorará el sistema de prevención de "incidentes de masas" tales como protestas o manifestaciones violentas, que China teme aumenten en este año de crisis.
Para frenar el descontento social, aseguró Wen, los altos cargos comunistas están conminados a "dar prioridad a asegurar el bienestar de la gente y promover la armonía social". La palabra "estabilidad" fue nombrada 12 veces en el discurso de Wen, que, impreso en papel, ocupó 44 páginas.