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Destrozos del terremoto

Destrozos del terremoto

Con este temor presente, a un nuevo seísmo, las lágrimas inundan la zona del desastre. “Mi hijo, mi hijo”, lloraba una mujer ante uno de los soldados que trabaja con el objetivo de encontrar supervivientes en Dujiangyan, asolada por el seísmo. Pero Dujiangyan es una ciudad en estado de shock. Las ropas y pertenencias de miles de sus ciudadanos se apilan por las calles empantanadas de barro, mientras nadie es capaz de asimilar lo ocurrido. Un colegio con más de 900 alumnos fue completamente desolado y, el gobierno, apenas se espera salvar la vida de unos pocos.  

“No hay nada en pie a mi alrededor. Estoy viviendo ahora en una tienda de campaña”, cuenta Tian Jiajun, que señala una calle habitada por escombros. El golpe ha sido tan fuerte que todavía no se olvida. “Es una experiencia terrible. Me caí de la cama y salí corriendo afuera”, relata otro ciudadano.

Con la tragedia sobre sus espaldas, la gente se muda en masa al campo. En las últimas horas, los temblores no han cesado, aunque sin la fuerza del lunes al mediodía, cuando el terremoto desplomó el sur del gigante asiático. Se derrumbaron filas de edificios enteras, vibró el suelo como si fuera a hundirse y todo se agitaba sin freno. Estar bajo el cobijo de tu propio tejado era jugarse la vida. Sólo los más afortunados pudieron salvarla, como Zhang.

1 comentario

dolores -

que impotencia mas grande estar vivo y no poder sacar a las personas que mas quieres de debajo de los esconbros .
yo deseo que las fuerzas de rescates puedan sacar la mallor parte dejente que estara viva pero estara debajo de los esconbros ,tiene que sentir una satisfacion tan grnde poder sacar gente con vida que no se podra explicar con palabras