Victoria del Kuomintang (KMT)
El conflicto entre China y Taiwán siempre se entiende, desde el exterior, como un conflicto sin solución, que lastra décadas de infructuosos acuerdos y negociaciones. Donde la fuerza militar por parte de China será el último mecanismo para someter a una “provincia rebelde” que ansia la independencia a toda costa. Pero estás últimas elecciones legislativas han dado un vuelco total a esta visión tan simplista de un conflicto que no se puede entender sin estudiar profundamente sus raíces y cuales son las políticas que lleva a cabo cada uno de los "estados" implicados. Ha quedado claramente definido que el pueblo taiwanés, en su mayoría, no quiere optar a la independencia política en estos momentos. Y que el acercamiento político entre Pekín y Taipei es ahora más fácil que no un año atrás pero esto no nos debe llevar a engaño, las políticas de ambos países son demasiados distintas como para pensar en una reunificación próxima sino todo lo contrario. Pero, debemos buscar los mecanismos de interconexión que cada vez son más palpables en su mayoría basados en las relaciones comerciales. No se puede entender el crecimiento económico, en las últimas dos décadas, de Taiwán sin la implicación de China. Por ende, el desarrollo de la provincia de Fujian ha sido en gran parte promovido y auspiciado por empresas taiwanesas. Son estos "guanxis" (como definen los chinos a los contactos y relaciones entre dos miembros) los que están permitiendo un acercamiento entre ambos "estados". Siguiendo la doctrina de Deng Xiaoping, China es un país con una historia de más de 5000 años y la paciencia es una de sus grandes virtudes. No creo que cincuenta años más sean ningún problema para acabar con las aspiraciones de reagrupación de Pekín. Como siempre, el tiempo dirá si me equivoco o no.
Consultar el artículo de Xulio Rios. Taiwán y el sueño nacionalista.
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dolores -