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El miedo a un ataque terrorista preocupa al gobierno chino

A medida que se va acercando la fecha mágica del 8 de agosto, inauguración de Pekín-08, se va caldeando el ambiente en China. El deportivo y el político, ya que estos Juegos serán los más controvertidos de la Historia por las numerosas denuncias contra el Gobierno chino por su flagrante violación de los derechos humanos.

 

El régimen de Pekín, que aún se define como comunista pese a haber abrazado el capitalismo más salvaje, esgrime la seguridad para justificar su represión. La agencia estatal de noticias Xinhua informó ayer de que la Policía había desarticulado una célula terrorista en Shangai, la capital económica y financiera y subsede olímpica al acoger 12 partidos de fútbol. «Hemos obtenido información de que organizaciones terroristas internacionales lanzarían probablemente un atentado contra una sede olímpica en la ciudad durante los Juegos», explicó el subdirector de la Oficina Pública de Seguridad, Cheng Jiulong. Pero, como viene siendo habitual en estos casos, Cheng no explicó cuántos detenidos había, ni dónde habían sido arrestados ni su lugar de origen o sus motivaciones criminales. Siguiendo con el ocultismo típico del regim.

 

Por ese motivo, numerosos grupos defensores de los derechos humanos consideran que se trata de una excusa para impedir protestas de los disidentes, los partidarios de la independencia del Tíbet o de la región de Xinjiang, de mayoría musulmana, y de los agraviados por los abusos de poder y las injusticias sociales.

 

Uno de ellos es Ye Guozhu, una víctima de los Juegos porque, como otros miles de pequineses, fue obligado a abandonar su casa con el fin de dejar el suelo disponible para la construcción de un recinto olímpico. Condenado a cuatro años de prisión en 2004 por denunciar su situación, este activista de los derechos de vivienda iba a ser liberado mañana sábado tras cumplir su pena.

 

Sin embargo, y según ha revelado Amnistía Internacional (AI), las autoridades han comunicado a sus familiares que permanecerá bajo custodia policial hasta el 1 de octubre, una vez que hayan acabado los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos, que se celebran en septiembre. «Esta es una total contradicción con la promesa que hizo China de mejorar los derechos humanos antes del inicio de las Olimpiadas», se quejó AI, que también denunció que la Policía había ocultado a sus familiares el paradero de Ye Guozhu y hasta les había recomendado no armar lío durante los Juegos. Además, AI aseguró que el activista había sido torturado repetidamente en prisión, por lo que exigió su inmediata liberación. Una demanda que, por supuesto, no va a ser escuchada por el Gobierno chino.

 

De manera sorprendente, el Ejército ha desplegado baterías de misiles en la Villa Olímpica, en previsión de un hipotético ataque aéreo. La psicosis terrorista llega hasta tal punto que ayer se desató el pánico en Pekín cuando la Policía descubrió una bolsa abandonada en la calle, que podría ocultar una bomba, pero al final todo se quedó en una falsa alarma.

 

¿Ocurrirá lo mismo con las supuestas amenazas terroristas en las que insiste el Gobierno?

1 comentario

dolores -

en un regimen como el que tienen y en cualquier otro regimen y con el miedo que tienen todos los paises a un ataque terroristas toman las mimas medidas aunque no sea gusto