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"El negocio ha caído a la mitad"

El parón de la economía castiga a las empresas que dependen de la demanda interior - Más de 20 millones de emigrantes internos han perdido el trabajo

 

Se alquila tienda. Si tiene un negocio, llame por favor". El tono del cartel con un número de teléfono móvil, pegado sobre la puerta de este local comercial situado en el mercado de materiales de construcción de Fu Hua, en las afueras de Pekín, no deja lugar a dudas: la crisis ha golpeado fuerte a China.

"He bajado precios, y aun así nadie viene a comprar", dice un comerciante. Tras los cristales, se ven cajas por el suelo y estanterías medio vacías. Parece como si el dueño hubiera salido corriendo. La imagen se repite en los locales vecinos, también en alquiler. Algunos están llenos a rebosar de bobinas de cables eléctricos, tuberías y herramientas sin estrenar, pero el candado está echado y no hay un alma en su interior. Ni encargado ni clientes. Otros, simplemente, están vacíos.

"El año pasado vendía las bombillas a un yuan (11 céntimos de euro) la pieza, y ahora las ofrezco a 0,7 yuanes; y aun así nadie viene a comprar", dice Tang Jianhai, de 44 años, en una de las tiendas. "He pagado los 30.000 yuanes de la renta anual y el dinero no entra. Después del Año Nuevo chino, solía recibir muchos pedidos de fábricas y empresas de construcción, pero este año, nada; así que busco a alguien para compartir el espacio", explica apesadumbrado, mientras mira el papel que ha pegado en la puerta con su número.

El mercado de Fu Hua muestra cómo la crisis no sólo ha castigado a las empresas exportadoras chinas, sino que su efecto se ha extendido a otros sectores de la economía, dependientes de la demanda interna. La paralización de inversiones y la caída de la construcción han dejado sin clientes a los comerciantes de este mercado mayorista, inaugurado a finales de 2007 en un polígono industrial del sur de la capital, en el que se alinean cientos de tiendas de dos plantas. Pero, los alquileres no bajan de precio para facilitar la creación de nuevas empresas.

En aquel momento, nadie preveía lo que se avecinaba. Ahora, sus calles están casi desiertas. "El negocio ha caído a la mitad, y como llevo porcentaje sobre las ventas, la crisis me está afectando mucho", afirma Lin Biao, de 25 años, vendedor en otro local.

La reducción de la actividad ha dejado sin trabajo a más de 20 millones de emigrantes del campo de los 130 millones con que cuenta el país, y el paro -que también ha afectado seriamente a los licenciados universitarios- no deja de subir. "El continuo descenso de la tasa de crecimiento económico, debido al impacto de la crisis, se ha convertido en un problema para la situación general", reconoció ayer el primer ministro, Wen Jiabao.

Y esto incluye el sector servicios. Jing Xiang, de 45 años, dueña de una lavandería en el centro de Pekín, lo explica. "Mis ingresos han caído un 40%. Mis clientes están intentando ahorrar todo lo que pueden. Vienen menos veces, y ya sólo traen las chaquetas y los abrigos. Algunos dueños de locales de prostitución han dejado de traer la ropa, porque dicen que no encuentran clientes para su negocio".

Wen insistió en que la creación de empleo es objetivo prioritario del Gobierno, y detalló las medidas puestas en marcha para luchar contra el paro e incentivar el consumo privado como vía para impulsar la economía. Entre otros, prometió incrementar un 20% el gasto en las zonas rurales, impulsar el crédito al consumo y conceder subsidios por valor de 40.000 millones de yuanes (4.640 millones de euros) para facilitar la compra de electrodomésticos, motocicletas o maquinaria agrícola por parte de los habitantes de las zonas rurales, donde viven dos tercios de la población china.

Mientras los planes de reactivación surgen efecto, Tang, que tiene dos hijos estudiando en la Universidad de Zhejiang (provincia del este del país), ha hecho frente a la crisis siguiendo lo que dictan los libros: recortando gastos.

"Hemos dejado la habitación en la que vivíamos, por la que pagábamos 450 yuanes al mes, más agua, gas y electricidad, y nos hemos venido a vivir al piso de arriba de la tienda", dice, junto a su esposa. "El polígono [donde no hay calefacción desde el año pasado] tenía prohibido que viviéramos en los locales, pero ahora no viene nadie a comprar. Así que abren un ojo y cierran el otro".

China declara la guerra al desempleo

Pekín asegura que afronta un desafío "sin precedentes" - El crecimiento previsto para 2009 es del 8% - El plan de estímulo asciende a 465.700 millones de euros  

Bajo un cielo azul radiante tras la llovizna caída la noche anterior -quizás de manera artificial-, las banderas rojas ondeando sobre los edificios de la plaza Tiananmen y la policía deteniendo a los peticionarios que intentaban protestar, el primer ministro chino, Wen Jiabao, abrió ayer la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN) con un mensaje agridulce: el país se enfrenta a "dificultades y desafíos sin precedentes" debido a la crisis mundial, pero será capaz de crecer alrededor de un 8% este año. Al menos esta es la ilusión del gobierno chino.

El plan prevé que en tres años el 90% de la población tenga seguridad social. Para lograrlo, ha puesto en marcha un plan de estímulo de la economía y creación de empleo -anunciado en noviembre pasado por valor de cuatro billones de yuanes (465.700 millones de euros) hasta 2010, cuyos detalles desgranó: más gasto público, cuantiosas inversiones y más dinero para construir una red de beneficios sociales que anime a la población a consumir.

"La crisis financiera global continúa extendiéndose y empeorando. La demanda sigue disminuyendo en los mercados internacionales. La tendencia hacia la deflación global es obvia y el proteccionismo está resurgiendo", dijo en su discurso sobre el estado de la nación en el catedralicio anfiteatro del Gran Palacio del Pueblo. Tras él, los miembros del Politburó le escuchaban; delante, atendían los casi 3.000 diputados llegados de todo el país para, esencialmente, refrendar las decisiones adoptadas previamente por los líderes del Partido Comunista Chino (PCCh). La sesión durará nueve días.

Desde que estalló la crisis en septiembre pasado, miles de empresas exportadoras han cerrado en China por la caída de la demanda extranjera. Como consecuencia, se ha disparado el paro, millones de trabajadores se han visto obligados a regresar a sus pueblos, y ha aumentado el riesgo de protestas contra un Gobierno de partido único, que ha buscado su legitimación gracias al extraordinario desarrollo que ha experimentado el país desde que lanzó las reformas hace tres décadas. ¿Sin Pan y Circo el gobierno podrá controlar las calles?

"En China, un país en desarrollo con 1.300 millones de habitantes, mantener un cierto ritmo de crecimiento de la economía es esencial para extender el empleo urbano y rural, incrementar los ingresos de la gente y asegurar la estabilidad social", dijo Wen. Los economistas estiman que este crecimiento debe ser alrededor del 8%. Y ése es el objetivo que ha fijado el primer ministro para este año; el mismo que estableció el año pasado en estas fechas para 2008, y que finalmente se vio rebasado en un punto. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula, sin embargo, que el producto interior bruto (PIB) de la tercera economía del mundo crecerá un 6,7%.

El paro urbano registrado fue del 4,2% al final de 2008. Pero el desempleo real es muy superior, ya que este valor no incluye los residentes urbanos que no tienen trabajo y no se han inscrito en las oficinas de empleo. Tampoco considera los emigrantes rurales que trabajan en las ciudades y se han quedado en la calle, ni los desempleados en el campo.

Revitalizar la economía china es considerado vital para ayudar al mundo a salir de la crisis. Algunos economistas creen que el país asiático podría comenzar a remontar el bache incluso en el segundo trimestre de este año. Otros, sin embargo, piensan que no podrá recuperarse hasta que lo hagan los mercados estadounidense y europeo. El problema es quien se recuperará antes, es un círculo vicioso. Si occidente no tiene capacidad de compra, la capacidad de producción china no tiene sentido.

Las medidas de revitalización detalladas por Wen incluyen un aumento del 24% en el gasto del Gobierno, que disparará el déficit hasta los 110.600 millones de euros en 2009, el mayor de los últimos 60 años en China. Rondará así el 3% del PIB, cuando el año pasado fue del 0,4%, pero aún estará muy por debajo del 12,3% previsto en EE UU para este ejercicio. Pekín también aumentará las ayudas a los sectores automovilístico y del acero, entre otros.

Pero uno de los objetivos prioritarios será, según Wen, incentivar la demanda interna en este país, donde la gente es reacia a consumir debido a la precariedad del sistema de seguridad social. Una situación que ha dificultado el objetivo gubernamental de reequilibrar la economía para hacerla menos dependiente de las exportaciones, que, en enero pasado, cayeron un 17,5%. Por ello, Wen prometió incrementar un 17,6%, hasta 34.100 millones de euros, el gasto destinado a mejorar pensiones, beneficios sociales y otros programas de seguros, y afirmó que en tres años el 90% de la población tendrá una cobertura sanitaria básica. El presupuesto de Salud subirá un 38,2%. "Debemos dar prioridad absoluta a asegurar el bienestar de la gente y promover la armonía social", dijo el primer ministro.

Fueron algo más de dos horas de discurso de voz melódica, prácticamente dedicado en su totalidad a la economía y la situación interna, y con pocas referencias a la política internacional o posibles reformas democráticas. Un discurso con los crescendos habituales en los puntos álgidos de su intervención, a los que los diputados respondieron con los también habituales aplausos. Palmas que se hicieron aún más fuertes cuando Wen ofreció una rama de olivo a Taiwán, y dijo que Pekín está dispuesto a crear las condiciones para poner fin a las hostilidades con la isla que China considera parte irrenunciable de su territorio.

China: ni división de poderes ni democracia "occidental"

La Asamblea Popular descartó cambios en el sistema político y en el socialismo.

 

El presidente de la Asamblea Nacional Popular (ANP), Wu Bangguo, descartó ayer que China inicie un proceso de democratización "a lo occidental" para abandonar el sistema comunista de partido único que rige actualmente.

"Nunca pondremos en práctica un sistema de pluralidad de partidos, ni la separación de los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales, ni un parlamento bicameral", declaró el máximo legislador del país durante la exposición de su informe anual ante la ANP, cuya función desde 1954 es dar carta de legalidad a las decisiones del Gobierno.

 

A pocos meses del 20º aniversario de las protestas predemocráticas de Tiananmen y pese a los llamamientos -tanto interiores como exteriores- a una mayor apertura, Wu Bangguo aseguró que el liderazgo que ostenta en el país desde hace 60 años el Partido Comunista Chino (PCCh) "sólo puede fortalecerse y de ningún modo debilitarse".

Ante los 2.985 delegados que asistieron a la sesión de la undécima edición de la ANP, Wu pidió que se mantuviera la "correcta" orientación política en el denominado "socialismo con características chinas" y recordó las "diferencias esenciales" de su país y las democracias occidentales. Por eso, afirmó, "en ningún caso podemos copiar el sistema occidental".

El número dos en la jerarquía del PCCh subrayó que el sistema chino es un "sistema de cooperación y de consultas políticas bajo la dirección del Partido Comunista Chino, no un sistema pluralista a la occidental". Recordó, además, que el 2009 será un año con enormes retos en muchos frentes para China.

Aparte de las medidas contra la crisis económica mundial -Beijing lanzó en noviembre un plan de choque por valor de 4 billones de yuanes (586.000 millones de dólares, o 464.000 millones de euros) y no descarta ampliarlo-, el presidente de la ANP que este año será importante en varios frentes: se implementarán políticas de bienestar social, se harán planes para la reconstrucción de las zonas dañadas por el terremoto de Sichuan y surgirá una nueva ley de seguridad alimentaria, tras el escándalo de la leche contaminada con melamina.

Por otro lado, este año también habrá varios aniversarios que podrían provocar protestas para el PC chino: hoy, 10 de marzo, se cumplen los 50 años de la fallida revuelta tibetana de 1959; el 3 de junio se cumplirán los 20 de la masacre de la plaza Tiananmen; y el 1º de octubre será el aniversario número 60 de la fundación de la República Popular.

Sin embargo, las palabras de Wu, siguen recordando aquellas épocas. "El liderazgo del partido sólo puede ser reforzado, no debilitado", dijo ayer, invocando el espíritu reformista de Deng Xiaoping, que en 1989 ordenó la represión de los estudiantes en la plaza Tienanmen. "Sin el Partido Comunista, China se vería lacerada por las divisiones e incapaz de realizar nada", agregó después, de vuelta citando al dirigente comunista fallecido en 1997.

Lo cierto es que China es China y su camino de apertura no debería compararse, como muchas veces se hace, con el de la Unión Soviética u otros países comunistas de Europa del Este. China es una democracia gradual, paulatina.

En ese sentido, la referencia a tener en cuenta no debería ser la transición política de otros países, sino la transición económica producida por la propia China, cuyo camino comenzó hace 30 años de la mano de Deng Xiaoping y, sin privatizaciones masivas ni liberalizaciones bruscas de precios, logró convertir a China en una de las economías más importantes y abiertas del mundo.

Sin fecha identificable, la economía china en algún momento dejó de ser socialista para convertise en capitalista, con todo lo positivo y lo negativo que eso implica. Aún así, con el enorme crecimiento de su sector privado, China continúa con su fuerte intervencionismo estatal y las empresas del estado siguen desempeñando un papel importante en el país.

El gobierno chino reconoce su grave problema con la corrupción

La corrupción gubernamental en China "sigue siendo un grave problema" en algunas áreas geográficas y departamentos del régimen comunista, admitió hoy el primer ministro, Wen Jiabao, en su discurso anual sobre la labor del Gobierno durante el 2008.
Ante 2.985 legisladores de la Asamblea Nacional Popular (ANP, el máximo órgano legislativo), Wen aseguró que China redoblará sus esfuerzos con el fin de promover un Gobierno "limpio" y combatir la corrupción.
El país debe centrarse, añadió el primer ministro, en estandarizar las instituciones y "limitar el ejercicio de poder", "evitando y castigando la corrupción desde la base". El primer ministro señaló que los corruptos serán castigados "de acuerdo con la ley".
Sentencia de muerte
En China, los delitos de corrupción a gran escala pueden ser penados con sentencia de muerte, aunque en muchos casos la pena es suspendida durante dos años y conmutada a cadena perpetua si el condenado muestra en ese tiempo buena conducta y arrepentimiento.
Pekín lleva a cabo campañas para castigar a los culpables de sobornos o prevaricación
El enriquecimiento de muchos líderes comunistas, en ocasiones ilícito, es una de las principales fuentes de descontento de los ciudadanos chinos hacia el régimen que gobierna el país desde 1949.
Pekín, consciente de ello, lleva a cabo campañas para castigar de forma ejemplar a altos cargos culpables de sobornos o prevaricación.
Estabilidad social
Al respecto del descontento social, Wen reconoció que la estabilidad de la sociedad "se ha convertido en una gran preocupación en China", especialmente en este año 2009, que calificó como "el más difícil para el desarrollo económico del país".
En este sentido, el primer ministro señaló que Pekín mejorará el sistema de prevención de "incidentes de masas" tales como protestas o manifestaciones violentas, que China teme aumenten en este año de crisis.
Para frenar el descontento social, aseguró Wen, los altos cargos comunistas están conminados a "dar prioridad a asegurar el bienestar de la gente y promover la armonía social". La palabra "estabilidad" fue nombrada 12 veces en el discurso de Wen, que, impreso en papel, ocupó 44 páginas.

El gobierno chino reconoce su grave problema con la corrupción

La corrupción gubernamental en China "sigue siendo un grave problema" en algunas áreas geográficas y departamentos del régimen comunista, admitió hoy el primer ministro, Wen Jiabao, en su discurso anual sobre la labor del Gobierno durante el 2008.
Ante 2.985 legisladores de la Asamblea Nacional Popular (ANP, el máximo órgano legislativo), Wen aseguró que China redoblará sus esfuerzos con el fin de promover un Gobierno "limpio" y combatir la corrupción.
El país debe centrarse, añadió el primer ministro, en estandarizar las instituciones y "limitar el ejercicio de poder", "evitando y castigando la corrupción desde la base". El primer ministro señaló que los corruptos serán castigados "de acuerdo con la ley".
Sentencia de muerte
En China, los delitos de corrupción a gran escala pueden ser penados con sentencia de muerte, aunque en muchos casos la pena es suspendida durante dos años y conmutada a cadena perpetua si el condenado muestra en ese tiempo buena conducta y arrepentimiento.
Pekín lleva a cabo campañas para castigar a los culpables de sobornos o prevaricación
El enriquecimiento de muchos líderes comunistas, en ocasiones ilícito, es una de las principales fuentes de descontento de los ciudadanos chinos hacia el régimen que gobierna el país desde 1949.
Pekín, consciente de ello, lleva a cabo campañas para castigar de forma ejemplar a altos cargos culpables de sobornos o prevaricación.
Estabilidad social
Al respecto del descontento social, Wen reconoció que la estabilidad de la sociedad "se ha convertido en una gran preocupación en China", especialmente en este año 2009, que calificó como "el más difícil para el desarrollo económico del país".
En este sentido, el primer ministro señaló que Pekín mejorará el sistema de prevención de "incidentes de masas" tales como protestas o manifestaciones violentas, que China teme aumenten en este año de crisis.
Para frenar el descontento social, aseguró Wen, los altos cargos comunistas están conminados a "dar prioridad a asegurar el bienestar de la gente y promover la armonía social". La palabra "estabilidad" fue nombrada 12 veces en el discurso de Wen, que, impreso en papel, ocupó 44 páginas.

El periodismo ciudadano agrieta la muralla de la censura china

Los 'blogueros' se convierten en una alternativa a la propaganda gubernamental. Reportaje sobre uno de los escritores más polémicos en China.

Templo del tigre se inclina sobre el ordenador portátil, colocado sobre una rudimentaria mesa en el minúsculo apartamento, y señala los artículos de su blog que han sido bloqueados por la policía. "Éste es sobre la condena a muerte de Yang Jia [hombre de 28 años, que fue ejecutado en noviembre pasado por haber matado a seis policías en una comisaría de Shanghai porque, según dijo, le apalearon durante un interrogatorio por conducir una bicicleta sin licencia]; y este otro, sobre los peticionarios encerrados [sin juicio en prisiones paralelas] en Pekín", afirma. Al lado de los textos censurados, aparece en la pantalla un candado.   

Templo del tigre es el seudónimo de Zhang Shihe, uno de los blogueros más populares de China. Se ha labrado la fama gracias a las denuncias sociales e informaciones periodísticas que, desde hace cinco años, publica en Internet. Aunque algunas son eliminadas por el complejo sistema de filtrado y censura del Gobierno chino, la mayoría llega a la Red, y se suma a las de otros ciudadanos, que cada vez vuelcan más informaciones, que, de otro modo, no verían la luz.

"Mi objetivo es dar noticias y escribir la verdad. Es mi deber con la sociedad", dice este antiguo miembro de la Asociación China de Escritores, para la que redactaba entre 20 y 30 artículos anuales. "Estaba desperdiciando mi vida, así que decidí dejarlo y comenzar un blog. Ahora, puedo escribir lo que quiero", afirma rodeado de libros, dos viejas televisiones, y un gato que dormita sobre la cama.

El terremoto de Sichuan, el escándalo de la leche contaminada, el reciente incendio del rascacielos de la televisión pública china (CCTV), la corrupción oficial o los abusos de poder de los funcionarios del Gobierno han entrado en la blogosfera de la mano de los internautas en China, que han puesto en evidencia, e incluso ridiculizado, las informaciones manipuladas o silenciadas por la maquinaria de la propaganda tradicional: periódicos, televisiones y radios estatales.

China superó el año pasado a Estados Unidos como primer país del mundo en número de internautas, con 298 millones (un 42% más que en 2007), y tiene más de 50 millones de blogueros. La mayoría escribe diarios personales, pero también hay activistas, académicos, abogados o periodistas de los medios oficiales. Un panorama que ha transformado la forma en que los ciudadanos con acceso a Internet -el 22,6% de la población- se informan, ha modificado el sistema tradicional de creación de opinión y ha obligado al Gobierno a crear nuevos métodos para acotar la avalancha informativa.

"Internet tiene un impacto real en la vida pública china ahora. Los ciberciudadanos expresan sus opiniones y desafían al poder institucional y al control del Partido Comunista cada vez con más frecuencia", afirma Xiao Qiang, director de China Internet Project, un programa de la Universidad de California, cuyo objetivo es estudiar las comunicaciones digitales y promover su uso para impulsar una transición democrática.

Templo del tigre se lanzó de lleno a escribir su blog tras ser testigo de cómo un hombre asesinaba a una mujer en una de las calles más comerciales de Pekín en 2004. "En lugar de investigar, lo primero que hizo la policía al llegar fue pedirme la cámara. Así que publiqué la historia, con las fotos, en mi blog. La noticia se extendió rápidamente, y muchos periódicos me llamaron para comprarme la información".        

La influencia que las noticias difundidas por particulares en la Red tiene sobre la sociedad y los medios chinos es cada vez mayor. ¿Está esto forzando al Gobierno a ser más transparente? "Le está forzando a ser más receptivo y, en cierta medida, a ser más responsable. Pero se trata de un proceso gradual", explica Xiao.

Zhang ha escrito artículos muy críticos con los dirigentes, a quienes acusa de viajar a provincias lejanas para retratarse en la televisión, mientras ignoran a los peticionarios y pobres.Son artículos sensibles, que podrían crearle problemas y llevarle a la cárcel, como ha pasado con otros blogueros. Pero Internet ha difuminado la frontera de lo que está permitido de lo que no. Y los escritores en la Red lo saben. "El Gobierno no teme que yo diga la verdad. Los problemas vienen si intentas organizarte contra ellos", dice este activista social, cuyo padre fue un importante cargo del Partido Comunista con Mao Zedong. Ante la avalancha de blogs, el Gobierno ha adaptado los controles a la era de la información. Pekín censura miles de páginas en Internet, como las de Amnistía Internacional o la BBC en chino (que fueron temporalmente desbloqueadas durante los Juegos Olímpicos), y el mes pasado clausuró el sitio bullog.cn, donde se alojaban los blogs de activos comentaristas como Lian Yue o Wen Yunchao. Al mismo tiempo, está reaccionando con más celeridad ante las noticias, y enviando comunicados de prensa y artículos aprobados sobre temas que antes habrían sido suprimidos.

Pero quizás su herramienta más potente sea el ejército de miles de ciudadanos a los que paga 50 céntimos de yuan (5,6 céntimos de euro) por detectar noticias críticas en los foros de la Red, negarlas y escribir mensajes positivos para reorientar el debate; un efectivo grupo, conocido como el Partido de los 50 céntimos, en este país donde prácticamente el único ágora existente para la disensión es Internet.

 

Una explosión de gas en una mina en China causa 74 muertos

Continúan los accidentes en las zonas mineras de China. Son las minas más peligrosas del mundo.  Volvió a quedar de manifiesto: 74 trabajadores resultaron muertos y más de un centenar heridos a causa de una explosión de gas en una mina de carbón en la provincia china norteña de Shanxi. El accidente se produjo antes del amanecer, cuando 436 personas se encontraban trabajando en el interior de las galerías. Decenas de mineros quedaron atrapados, aunque al caer la noche todos habían sido encontrados, según la agencia oficial Xinhua. Entre los 114 hospitalizados, seis se encuentran en estado crítico.

La mina Tunlan, situada en Gujiao, cerca de Taiyuan, la capital provincial, pertenece al grupo público Shanxi Coking Coal, el mayor productor del país de carbón coque, empleado en las acerías. La compañía opera 28 minas.

Xue Huancheng, uno de los heridos, de 27 años, aseguró que él y sus compañeros no fueron inicialmente conscientes de la gravedad del accidente, y que no recibieron órdenes de abandonar la mina hasta una hora después de la explosión. "En ese momento, el suministro eléctrico bajo tierra estaba cortado y tuvimos que caminar" más de 40 minutos, contó a Xinhua desde su cama en el hospital.

Es rara la semana que no se produce un siniestro mortal en la peligrosa industria minera china, pero éste es el más grave desde diciembre de 2007, cuando 105 personas fallecieron a causa también de una deflagración de gas en un yacimiento en la misma provincia. El año pasado murieron más de 3.200 mineros en China a causa de explosiones, incendios e inundaciones de los pozos. La cifra es un 15% inferior a la de 2007, pero algunas organizaciones de defensa de derechos laborales estiman que el número de víctimas es superior al declarado por el Gobierno, ya que, según afirman, los dueños y los Gobiernos locales ocultan a menudo los desastres para evitar las multas y el cierre de las explotaciones.

Según el Gobierno, el 80% de las 16.000 minas que hay en China es ilegal. Muchas de ellas no cuentan con las medidas de seguridad necesarias, y sufren frecuentes accidentes mortales.

Pekín se ha comprometido a mejorar la seguridad. El año pasado cerró mil pequeñas explotaciones peligrosas. Para 2010, se ha comprometido a clausurar 6.000. Pero el país genera la mayor parte de su energía eléctrica a partir del carbón, y muchos gobiernos locales se resisten a cerrar las minas.

Las condiciones de seguridad difieren mucho entre las grandes explotaciones estatales, donde son similares a las de los países más desarrollados, y las pequeñas, donde hay pocos equipos de seguridad, los trabajadores han sido poco formados y muchos dueños se concentran en obtener el máximo beneficio.

China, La carta 08

Adjunto un artículo publico por Xulio Rios de gran interés sobre las posibilidades de apertura política en China.

Cientos de personas han firmado en China la llamada Carta 08, todo un catálogo de reivindicaciones políticas que inciden en la necesidad de abrir un segundo tiempo en el proceso de reforma. Es verdad que los firmantes constituyen apenas una gota de agua en el inmenso océano demográfico chino, pero no podrá negarse su trascendencia moral, por cuanto supone plantar cara a la represión del régimen denunciando que "China tiene numerosas leyes pero no un Estado de derecho, tiene una Constitución pero no un Gobierno constitucional", condenando esa resistencia de las élites a toda evolución que suponga un cambio político real. Su contenido equivale a un auténtico programa de cambio democrático, pero ¿puede tener alcance político efectivo?

En el Libro Blanco sobre la democracia (2005), Pekín retrató su sistema político, insistiendo en que no mudaría de camino. Dos años más tarde, en el XVII Congreso del Partido Comunista (PCCh), se planteó la necesidad de inyectar savia nueva en él para garantizar su efectividad como instrumento capaz de dirigir una sociedad que se ha pluralizado de forma notoria como consecuencia de las reformas, ganando una autonomía frente al poder que sugiere nuevos enfoques. Pero el PCCh no abdica de su monopolio y dirección -cuestión central de la Carta 08-, factor que considera precondición de toda estabilidad. A lo sumo, el PCCh aceptaría aumentar el nivel de deliberación y co-participación. El programa democratizador oficial, inspirado por el profesor Zhou Tianyong, director del centro de análisis político de la Escuela Central del Partido, fijaba el objetivo del año 2020 para escalonar medidas, incidiendo esta vez en la transformación del Estado y en una fuerte inversión en el orden social para configurar una sociedad moderna y adulta.

Pero lo cierto es que, tras los Juegos Olímpicos, Pekín parece echar de nuevo el cerrojo: reanudación de ejecuciones, inflexibilidad y lenguaje duro en la negociación con los representantes del Dalai Lama, detención de militantes a favor de los derechos humanos, mayor control de Internet y de los medios de comunicación... Las promesas de transparencia, mayor autonomía social y amplio y progresivo reconocimiento de las libertades individuales, dejan paso preferente a la acción represiva y ejemplar contra la corrupción, que goza de amplio favor popular, mientras, en el más absoluto silencio, se procura aislar cualquier disidencia política. En un artículo publicado el pasado 18 de enero en la revista Qiushi, Jia Qinglin, uno de los máximos dirigentes chinos, alertaba contra "los falsos ideales de la democracia a la occidental", evidenciando las fronteras de la evolución ideológica del régimen.

Detrás de estas medidas no está sólo el miedo a la proclama de la Carta 08, sino también a lainestabilidad derivada de la actual crisis, que está golpeando la economía china con más fuerza de lo esperado. Millones de trabajadores rurales se han quedado sin empleo y regresan al campo, donde sus posibilidades de ocupación son ínfimas y las redes sociales prácticamente inexistentes. En el medio urbano, el desempleo, en torno al triple del oficialmente reconocido (4,2%), también va en aumento. La temida cólera podría estallar.

Ante esta situación, el Gobierno chino ha reaccionado a varios niveles. El plan de estímulos (cuatro billones de yuanes) ha sido uno de ellos. Mayores inversiones sociales ha sido otro. También intensifica las políticas para aprovechar la crisis y operar el cambio en el modelo de desarrollo. Pero, en ningún caso, planea acelerar la reforma política, temeroso de que cualquier cambio pueda conducir a un descalabro progresivo de todo el sistema. Así pues, todas las energías deben centrarse en garantizar la paz social con los mismos métodos de siempre.

¿Será suficiente?

Se cuenta con un repunte considerable de los conflictos sociales a nivel local y se han dado instrucciones a los cuerpos de policía para manejar con mano izquierda los disturbios. En la periferia, los cuadros, conservadores por la naturaleza, pueden agravar las protestas con su demostrada torpeza, poca credibilidad cívica y el nerviosismo que avanza en el campo y en el entorno de las grandes ciudades. Algunas autoridades (en la provincia occidental de Gansu) han sido sancionadas por su "rutina" a la hora de reprimir. Se impone gestionar con precaución los disturbios y, sobre todo, desactivar las protestas de forma inteligente para evitar que alcancen una dimensión global.

Pero no es sólo la crisis y sus efectos. El presente es un año difícil por los numerosos aniversarios delicados (la revuelta en Tíbet que acabó con el exilio del Dalai Lama, sucesos de Tiananmen, Falungong) y un encadenamiento de episodios podría volverse incontrolable. La Carta 08 pesca, pues, en aguas revueltas (hun shui mo yu) y, atendiendo a su discurso de investidura, con tanto énfasis en la defensa de valores y principios, podría encontrar en el presidente Obama una receptividad aliada y mayor en el diálogo con las autoridades de Beijing.

¿Quién apuesta por la democracia en China? No los nuevos poderes económicos, con buenas conexiones con el poder y del que se benefician en grado sumo. Tampoco las vastas huestes de funcionarios que engrasan a diario los engranajes del sistema, mostrando gran nivel de adaptación. En unos y en otros, como entre los estudiantes, el patriotismo, rico y pobre, fagocita cualquier otra reivindicación. Por otra parte, los colectivos de humildes que encabezan las protestas, por el momento las unen a fenómenos muy locales, en muchos casos sin perder la esperanza de encontrar en el poder central un remedio a todos sus males.

En la larga transición china, la hipótesis democrática parece alejarse una vez más. De igual forma que en lo económico conserva muchas especificidades, reservando para el poder político-partidario el control de áreas clave y actuando a todos los niveles como un actor decisivo, en lo político todo seguirá atado en corto. Es más, se diría que quien lleva las riendas, si algo ha descartado es tomar el rumbo hacia un pluralismo de corte occidental.

El inmovilismo no es alternativa, porque conduce directamente al bloqueo y la asfixia del sistema, pero el PCCh, en el filo de la navaja, seguirá haciendo acrobacias, adoptando cuanto pueda, adaptándose hasta donde pueda, instando esa paulatina superación del maoísmo y sustituyéndolo no por la democracia occidental que sugiere la Carta 08 sino por el gobierno de la virtud y demás diatribas confucianas, una propuesta coherente con su estrategia general que limita cualquier papel efectivo de la sociedad civil.

Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China (Casa Asia-IGADI).