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El peligro del terrorismo

La remota provincia noroccidental de Xinjiang -y no el Tíbet, como se pensaba a comienzos de este año- ha sido el principal foco desestabilizador del orden público en China durante la realización de los Juegos Olímpicos en Pekín.

En poco más de una semana, extremistas armados con bombas caseras y cuchillos han protagonizado tres ataques dirigidos contra la fuerza pública de Xinjiang, que han dejado una treintena de víctimas y han puesto en máxima alerta al régimen comunista.

Los atentados fueron cuidadosamente planeados para atraer la atención mundial sobre un conflicto que, según algunos analistas, está alimentado por grupos islámicos internacionales, pero cuyo origen es esencialmente étnico.

A 3000 kilómetros de Pekín, y haciendo frontera con ocho países de Asia central, entre ellos Rusia y Pakistán, la región autónoma de Xinjiang es no sólo estratégica desde el punto de vista geográfico, sino rica en recursos naturales.

Anexada a China tras la revolución comunista en 1949, la provincia es hogar de unos ocho millones de uigures, una etnia de filiación musulmana y origen común al de algunas ex repúblicas soviéticas como Kazajstán y Uzbekistán.

Como parte de China, los uigures han sido sometidos a un proceso de culturización y han visto disminuir su influencia en la región bajo el efecto de la masiva migración a Xinjiang de chinos de origen han, etnia a la cual pertenece el 90% de los habitantes del gigante asiático.

Pekín ha denunciado que el descontento de los uigures está siendo capitalizado por grupos jihadistas islámicos que tiene sus bases en Pakistán, lo cual es confirmado por especialistas en seguridad.

"El llamado Partido Islámico de Turkestán, que recientemente distribuyó un video con un llamado a lanzar ataques en China durante los Juegos Olímpicos, es sólo otro nombre de un grupo que aprendió de Al-Qaeda cómo hacer videos de propaganda", dice Rohan Gunaratna, del Centro Internacional para el Estudio de la Violencia Política y el Terrorismo, con sede en Singapur.

Gunaratna cree que por lo menos 40 individuos de origen uigur han sido entrenados en campos vinculados con Al-Qaeda y los talibanes en áreas de Pakistán que no están bajo el control del gobierno de ese país.

China ha señalado que el principal responsable de los ataques en Xinjiang es un grupo separatista conocido como Movimiento Islámico de Turkestán del Este (IMET), uno de cuyos supuestos campos de entrenamiento fue allanado en enero del año pasado en un operativo que dejó un importante número de víctimas y detenidos.

Recientemente, por lo menos dos individuos acusados de pertenecer al IMET fueron ejecutados por las autoridades chinas y otros 15 fueron condenados a diferentes sentencias bajo cargos de ejercer actividades separatistas.

En diálogo con LA NACION, el brigadier retirado Gurmeet Kanwal, director del Centro para el Estudio de Guerras Territoriales, con sede en Nueva Delhi, coincidió con la hipótesis de que los militantes uigures están asociados con movimientos islámicos del centro de Asia y criticó a las autoridades chinas por no haber podido prevenir los recientes atentados.

"El hecho de que los terroristas hayan podido lanzar ataques a pesar de la captura de más de un centenar de sospechosos desde comienzos de año muestra la continua debilidad del Ministerio de Seguridad Pública chino, que es el responsable de la inteligencia interna", señaló el analista.

Pero justamente la política de represión con que China maneja el descontento de la minoría uigur es señalada como una de las causas por las cuales la violencia está aumentando en Xinjiang.

"El nombre que se les da a esos grupos no tiene importancia, porque ellos se agrupan y se disuelven según la necesidad. El problema es que los uigures sienten que no tienen las mismas oportunidades de educación y de trabajo que los chinos de origen Han que han migrado a sus tierras, y sienten también que las autoridades cierran los ojos a esa discriminación", dijo Chien-peng Chung, académico experto en disputas territoriales y conflictos étnicos de la Universidad Lingnan, de Hong Kong.

El temor a una fractura

Para el profesor Chung, la motivación de los uigures involucrados en atentados no viene de afuera sino de adentro del país.

"Esto no es una guerra santa. Los uigures son musulmanes, pero lo que quieren es independencia. Son un grupo separatista con una agenda separatista", explicó el experto.

Para China, la independencia de Xinjiang, como de cualquiera de sus regiones, está fuera de cuestión. No sólo por su tamaño (ocupa un sexto del total del territorio chino) y su posición estratégica, sino porque el régimen comunista chino está cimentado en parte en un discurso nacionalista cuya fractura pondría en peligro su supervivencia.

Pekín teme que si relaja los controles y otorga más autonomía a sus minorías (en este caso los uigures), puede terminar reproduciendo las circunstancias que resultaron en el fin de la Unión Soviética y Yugoslavia, por ejemplo.

A raíz de los últimos atentados y de operativos en los que individuos uigures fueron capturados bajo sospecha de subversión, el gobierno chino ha intensificado la vigilancia de los miembros de esa minoría no sólo en Xinjiang, sino también en las principales ciudades del país.

Los expertos creen que la verdadera ofensiva contra el movimiento separatista se producirá una vez que se terminen los Juegos Olímpicos y China deje de estar en el centro de la atención mundial. "El gobierno va a seguir cada pista e investigar hasta el último detalle. Creo que estamos a las puertas de un gran operativo policial", anticipó Chung.

Artículo extraido de:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1041049

1 comentario

dolores -

es normal que tengan miedo si empiezan a querer separarse ese espirutu de nacion que tienen se perderia poco a poco y eso seria un caos para la nacio ,pero eso no quiere decir que no le tienen quedar las mimas opurtunidades ha unos como a los otros aunque sean minoria y siempre estaran todos mas contentos